Este es un año paradigmático que ha cambiado la vida humana tal como la veníamos conociendo. Es un parteaguas, es un nuevo tiempo marcado por un contexto donde el aislamiento físico dio paso a la comunicación en espacios virtuales gracias a las aplicaciones disponibles de fácil acceso.

A nivel de la educación supuso una transformación acelerada de los paradigmas tradicionales dando lugar a nuevos modelos de aprendizajes en contextos virtuales. A pesar de que ya se vivían cambios debido a los fenómenos mundiales como la globalización, la innovación en su sentido más amplio, el desarrollo tecnológico, pero nunca como lo que han provocado las emergencias climáticas y sanitarias. Esta realidad vino para quedarse.

En este nuevo contexto, los saberes que alguien debe contar, no sólo se relacionan con los saberes más tradicionales, sino el conocimiento experiencial y emocional en su sentido más integral. Las neurociencias nos dicen que la emoción y la motivación, así como el compromiso con la tarea son factores decisivos Para el aprendizaje significativo, así como los estilos de aprendizaje que cada uno tiene.

En los próximos años la Educación se va a ver enfrentada a varias transformaciones, tanto tecnológica, como pedagógica y social. Es clave la articulación entre el aprendizaje formal, no formal e informal, ya que cada persona aprende en diferentes contextos y momentos. Lo que el sistema educativo debe reconocer lo aprendido fuera de aula a través de la acreditación de saberes a los efectos de la continuidad de estudio. De allí que cuando se piensa en un curriculum se debe tener en cuenta el perfil de estudiantes, cómo llevarlo al aprendizaje autónomo con un contacto directo con la realidad a través de los casos y problemas existentes en el contexto donde las personas viven.

El aprendizaje llamado “informal” juega un papel esencial en la vida de los estudiantes. Gran parte del conocimiento y capacidades no los obtienen en un aula, de allí que se debe pensar en un concepto de aula abierta fuera de las paredes del centro educativo.

El aprendizaje sucede en cualquier momento y en cualquier lugar. Las experiencias que nos ofrecen los espacios públicos, las comunidades, el ocio, internet y las posibilidades casi ilimitadas de comunicación abren un universo de posibilidades educativas que deberían ser reconocidas, tal como se dijo anteriormente, deben ser consideradas en los diseños curriculares y los programas educativos. Tomar en cuenta esta realidad, aprovechar esas experiencias vividas fuera del aula transformándolas en procesos de aprendizaje integrales. Es el enfoque por competencias donde el diseño curricular toma en cuenta ese contexto, hace explícito el conocimiento tácito que se produce en la realidad y construye un camino para la autonomía de los seres humanos.

El aprendizaje autónomo es el proceso de adquisición de conocimientos, habilidades, valores y actitudes, que la persona realiza por su cuenta ya sea mediante el estudio o la experiencia. Es un sujeto que busca por sí mismo la información y la asimila mediante diferentes herramientas, y lo transforma en un nuevo conocimiento. Las personas que logran aprender por sí mismas son conocidas tradicionalmente como autodidactas.

Esta modalidad fomenta la curiosidad y la autodisciplina, suele ser más entretenido que el aprendizaje formal o dirigido por otro, ayuda a formar la personalidad y es más constructivo, aunque muchas veces se vean enfrentados a problemas que no puedan resolver. Son personas con espíritu emprendedor que muchas veces no son reconocidos por el sistema educativo, a diferencia de quienes obtienen un título oficial. Aunque de a poco el emprendedurismo se va haciendo camino en los currículos universitarios.

En cuanto a la llamada “Formación Profesional Dual” es aquella que se produce en dos contextos, uno el centro educativo y otro el contexto profesional como las empresas, que comparten la responsabilidad por la formación del aprendiz. La teoría es aprendida en la institución, mientras la práctica en el ámbito laboral. Es un modelo innovador que ofrece grandes beneficios a empresas, centros educativos y aprendices. El régimen de alternancia entre el centro y la empresa hace que la formación se adecúe a las necesidades de todos los agentes implicados.

El enfoque por competencias a nivel universitario toma en cuenta el contexto y las condiciones que se aprecian desde un enfoque prospectivo, en escenarios a futuro, ya que cuando se ingresan al sistema formal y se egresa, las modalidades de trabajo van cambiando, Solamente menciones la pérdida de puestos de trabajos por la automatización.

La dimensión emocional del aprendizaje se refiere a las características y competencias personales que muestran cómo una persona se desenvuelve con los demás y consigo mismo. Es “el resultado de una combinación de habilidades sociales, de comunicación, de forma de ser, de acercamiento a los demás, entre otras, que hacen a una persona dada a relacionarse y comunicarse de manera efectiva con otros”. Es por tanto, un componente muy apreciado en la actualidad, pues posibilita el buen funcionamiento de las instituciones y de los equipos de trabajo.

Finalmente, las instituciones educativas, en sus distintos niveles necesitan adoptar los nuevos paradigmas de enseñanza y aprendizaje, superando de esta manera al modelo tradicional memorístico centrado en pasar contenidos técnicos, al saber y conocer, para llegar a un modelo de aprendizaje integral formando no solo profesionales, sino personas y ciudadanos activos que alcancen una integración social plena.

El mundo de hoy requiere de personas adaptables a los cambios, con capacidad de atender de manera creativa los retos de su entorno y ser competente para participar en las redes sociales existentes.

Por eso cada institución educativa debe crear su propio proyecto educativo, que oriente a la organización y a sus actores en el proceso de transformación de sus modelos curriculares con un enfoque de “aprendizaje a lo largo de la vida”, articulando cada experiencia de aprendizaje formal, no formal e informal, que deberá, reconocer el sistema educativo y la sociedad en general. 

Se hace camino al andar, no hay recetas, pero día a día se deben gestionar las buenas prácticas docentes y tomar en cuenta las lecciones aprendidas, ese es el verdadero proceso de transformación de la educación uruguaya, desde sus bases.

 

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